¿Qué preguntar a quienes tienen que preguntarnos?

De interrogantes van los días, y es que “preguntar” es un inicio del saber, preguntar es un motor de búsqueda, un empujón vital.

Apenas aprendemos a hablar las preguntas agolpadas en ese tiempo de curiosidad y difícil comunicación salen disparadas en todas direcciones, porque conocer el mundo implica muchas, muchas preguntas, y sobre todo, mucha, mucha información.

No solo el “quién” o el “qué” nos preocupa, el “por qué” se convierte en martillo pilón cuando despertamos a la vida, y también vendrán el cuándo o el dónde o el cómo o el para qué.

El “qué” quizá sea el más adelantado, y es que saber ante lo que estamos, a lo que nos enfrentamos, lo que ocupa nuestros sentidos, es la primera incógnita a resolver. El “cuando” llega más tarde pero con la impaciencia propia de quien quiere comerse la vida de un solo mordisco, y la omnipresencia e insistencia del “por qué” ahonda en el más allá de las evidencias y profundiza en el soporte de las cosas, de los hechos, en las razones que lo justifican.

Preguntar y preguntarse es tarea y motor de nuestra especie y de nuestra historia, es impulso para la creatividad, la innovación, y revoluciona el pensamiento casi sin pretenderlo, porque no le deja acomodarse, tomar asiento, como decía Aute.

Los niños y niñas preguntan mucho y mantienen los ojos bien abiertos, los jóvenes, tal vez por timidez, preguntan poco y sondean más, los adultos encerrados en sus interjecciones abandonan los interrogantes y cargados de supuestas certezas arrinconan o desprecian, en demasiadas ocasiones, a las preguntas, y mira que las hay de todo tipo: abiertas, cerradas, retóricas, didácticas, impertinentes, afectuosas …

Siempre curiosas, las cuestiones no se quedan aquí y el quién, o el dónde o el para qué también entran en juego. Y es que cuando se quiere y se debe saber, a veces, se quiere saber todo, porque en cuanto al mundo, a la esfera pública de la vida,  a los asuntos, servicios o derechos públicos, los que nos protegen o nos desvelan a todos, todo debería ser traslúcido, y los interrogantes tan solo útiles para afinar o detallar lo que por derecho y por deber nos corresponde conocer y construir.

Acabamos de elegir a quienes deberían preguntarnos antes de hacer, porque lo que harán será en nuestro nombre, para bien o para mal de nuestros quienes y con los recursos que tributan nuestros bolsillos.

Quién, Qué, Dónde, Cómo, Por qué… El Periodismo se asienta en estos simples y peligrosos interrogantes, como la vida misma, como la política misma.

Sin preguntas no hay democracia y sin respuestas tampoco. Hoy se cumplen 461 días del encarcelamiento y secuestro injustificado e injustificable del periodista español Pablo González en Polonia, y el pasado domingo en esta España nuestra fueron elecciones.