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Muero cada minuto de vergüenza.

Dicen los medios: «combustible para poder operar en hospitales o para hacer pan…» Yo diría morir o morir, morir desangrado o morir de hambre, de sed. Y eso es morir físicamente, y mientras mueren poco a poco de hambre, mueren golpe a golpe de pena, de rabia, de miedo, de dolor, de hastío, de vergüenza […]

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La Sal del Pan

La sal del pan, de esa pequeña pero coqueta tienda de un barrio de Sanse que desaparece al filo del cuchillo de grandes superficies, no la puso el panadero esta mañana…

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No, iguales no.

Hoy he vuelto a levantarme con la corrupción de melodía, y en el bus la gente comenta ¡Que vergüenza, que país! ¡Son todos iguales!, y esto último, «todos iguales» me retumba, por que nada más lejos de la realidad; no todos somos iguales. ¿Es igual el extranjero alemán afincado en Mallorca, que el senegalés que

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