Mi abuela: Una gran mujer

El día 8 de Marzo nace marcado en el calendario, para recordar a la humanidad los pasos que nosotras “mujeres” damos en voz alta para estar presentes y vivir libres. Recordamos en este día a todas aquellas que nos dejaron su legado en pensamiento y vida sesgada a manos de mentes intolerantes.

Mi abuela no conocía y tampoco sabía que significaban las palabras feminismo o igualdad de derechos. En sus días de hambre, miedo y terror durante la guerra civil, cuidaba sola de sus 5 hijos.

Un día su marido llego a casa con mal humor y quizá un vino de más, y alzó su mano contra ella para templar su postura arrogante. Ella, una mujer menuda y de 1, 50 cm de estatura, por primera vez se armó de valor y tomo en sus manos un portafotos grande y metálico. Encaró su voz de mujer gritando alto y claro a mi abuelo: “Nunca jamás, me vuelvas a tocar” y le tiró a la cara el portafotos, haciéndole un leve rasguño en la mejilla. El entendió, por primera vez, que no era de su propiedad.

Esa fuerza nunca supo de donde salió, quizá fue porque tenía en su mente a sus 5 hijos y sabía que no podía dejarlos solos. Este pensamiento la hizo fuerte, aunque en esos años ella no tuviera bocado que llevarse a la boca, fue una mujer muy grande para defenderse y proteger a sus 5 hijos.

Esta pequeña historia me la contó 30 años después, haciendo confesiones de mujeres que vivieron la guerra civil española y la postguerra. Mujeres que pasaron hambre, dolor y mucho silencio.

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