Felices días desde la Alcobendas de Diciembre de 1936

Miércoles 30 de Diciembre. El frío rueda por la luz de la tarde quemada que se hunde en los tiros en el sector de Carabanchel. Al otro lado de los parapetos humildes, un ejército palaciego, que solo cultiva pena y tristeza y que nos quiere enterrar de máuser 1893 y que mece  sus balas que desnudan el pecho de las paredes blancas  y las dejan  aboyadas de negro.  En las trincheras que se comen de  muerte a nuestros  jóvenes, solo  se vocea  el nombre  del “Corbata”, al que han ascendido a jefe de una sección de ametralladoras. Militante del PSOE. Durante días ha estado imitando al Chapáyev del cine con bombas de mano Lafite y tonelete acallando Hotchkiss y algunas Madsen de las JONS, y ha capturado seis de ellas con su grupo, pasándolas al bando del presidente Manuel Azaña. El comandante Enrique Líster le exhibe como ejemplo.

Me marcho del frente poco amable,  al centro afable de Madrid, en un Hispano-Suiza T60 incautado por el partido.  Dejo el cañoneo de los Schneider fascistas y sus obuses del 15 y medio. Nos cruzamos con autobuses que van dirección de la carretera de Valencia. Transportan mujeres en gestación nuevemesina y 50 niños con destino al pueblo de Casas de Benítez en la provincia leal de Cuenca. A la vez que tiramos para hacer herida al contrario o transformarnos en sepultureros de otros hombres, ayudamos a nacer la vida que vendrá. Mi conductor un novato  llamado Enrique Casas, militante de la JSU de la zona de Diego de León, me va contando que el periódico “Informaciones” será desde el 1 de Enero el diario de noche del Partido Socialista Obrero Español.  Luego cambia de conversación y me habla de que va a dar unas pesetas para flotar otro barco rojo en la mar, que sustituya al vapor Komsomol que venía a darnos auxilio con provisiones y armas y fue hundido por el fascio en la tranquilidad del  mediterráneo. Al parar en el Ayuntamiento de Madrid, oteamos al Alcalde socialista Cayetano Redondo con una delegación del sindicato de Artes Blancas. Están descargando de los camiones gélidos, seis mil litros de Coñac para nuestras tropas y polvorones, turrón y mazapán, suministro traído de la Alicante antifascista y donado por sus campesinos y sus agricultores.  Me despido de Enrique con un salud! y un abrazo. Y me acerco a la vecina calle Conde Peñalver, hasta el día 6 de Enero estará una exposición y venderán Juguetes en Almacenes Rodríguez.  En sus vitrinas barrocas, espero encontrar algún muñeco del comic de las Aventuras de Colilla y su pato banderilla, para llevarme a  Alcobendas.

A la salida de la tienda doy con Joaquín Andradas, recién retornado de la Casa de Campo, un largoCaballerista entusiasta que conocí en el Partido Socialista. Es habitante de la calle Limón. Me cuenta que sus cuñadas han labrado barricadas a pico y pala por la zona de Usera meses atrás y que él estuvo en la zona de Villalba y en una razzia en casa de un señorito expropió unas zapatillas de bailarina,  que cedió a su novia Carmen. La niebla que hace temer a Madrid es un fantasma que nos tapa a todos y me despide de Joaquín en una ciudad desvanecida de farolas y sin electricidad como un cuadro de Goya a bastonazos. A lo lejos gritan pequeños tiroteos que errando llegan de la Ciudad Universitaria. La tarde cruda muerde mis pasos y en la calzada hace sombras forzadas. Marcho a la calle Aduana 26 al Bar Congosto. Antes de la guerra se debatía de Lángara, Zamora y Luis Regueiro y de todos los goles de la jornada del  Semanario Grafico AS. Se degustaba  marisco escasamente fresco, pero hoy solo sirven anís del Mono algo amansado seguramente de agua y se reza que la siguiente fosa no sea de quien habla. Me siento en una mesa y releo la notificación de las Juventudes Socialistas Unificadas que me cita para el domingo 3 de enero a una reunión en el provincial de nuestra organización. Allí los secretarios generales comarcales debatiremos de las prisas o pausas de la revolución. La radio da el parte nocturno que en el sector del Puente de la Princesa, el Cabo Carlos Arias Murill realizó una acción heroica, recobrando los cuerpos de tres camaradas muertos días antes en la tierra de nadie, que ya no hecha amapolas a orilla del manzanares, solo cadáveres. Si el espíritu de España fuera el de Carlos Arias, la enfermedad que Hitler y Mussolini propagaron por la península se curaría de pronto, y en vez surgir ortigas, aparecerían rosas valientes.

Las botas me han hecho un callo, quizás deberé comprar por una peseta  un frasco del “callicida obrero” en cualquier farmacia. Voy a descansar la desventura de mi cuerpo al local del Partido Comunista en la Calle Zurbano 5 y 7. Yo entro, a la vez que las compañeras del sindicato del hogar se van en el silencio oscuro y opaco de una capital de la gloria que resiste un día más. Mi piel lleva la resaca de la batalla y la pasión de la pólvora, pero ahora es indiferente al dolor de la guerra y con una manta anestesio mi dormitar y pongo mi corazón extenuado a pernoctar y mis manos sueñan con las dos palomas que se alzan en el torso de Raquel y en el calor que alimentan sus poros alterados. Y la luna puso arrullo a mis ojos.

Jueves 31 de Diciembre. Siega el sol la noche y murmura la mañana en la escarcha. Desayuno un chusco de pan negro de harina de maíz y un puñado de algarrobas con un café de cebada tostada. Salgo a la Avenida de Rusia, llueve desde hace horas. Tanto es así que el agua venció al ejército de Franco, porque calla la artillería del otro lado de Madrid. Compro a un pionero zagal el Diario ABC por 15 céntimos. En su titular dice que el temporal que me moja, ahogó las actividades bélicas. Tras leer que las milicias del Coronel Lacalle han liberado Atienza en Guadalajara, doy con Enrique Casas que me dice esta noche coincidiendo con las tradicionales doce uvas, desde el micrófono de Unión Radio Madrid, el compañero Ángel Pestaña del Partido Sindicalista pronunciará un discurso denominado “Las doce palabras de la victoria”. Por ahora solo ganan las nubes a los proyectiles enemigos.

Me asomo al subsector de la Ciudad Universitaria en calma. Un barrizal a lo Verdún y ascuas de carbón que anoche dio fuego a los combatientes en guardia. Algún periódico del  semanal “Trincheras” que sirve de mantel a un soldado distraído en una lata de sardinas. Árboles en astilla, hoyos producidos por las bombas, cicatrices de asesinatos en la tierra  y el esqueleto macabro de un Panzer I nazi varado en el barro que NO PASÓ.  Tras el frente vuelvo a la Plaza Callao y a las puertas del Hotel Florida donde busco dar unos bocados a un plato de lentejas y a una naranja. Tras ello paso al cine Capítol, pago 1,50 pesetas por la entrada y me dispongo a ver la sección de las 15.15h y así me abrigo del frío. Este edificio multifuncional fue inaugurado por la oratoria del Falangista Víctor de la Serna. Ahora el celuloide comunista es el que manda. Comienza la película las “Tres Amigas” hecha en la URSS. El director es Lev Arnshtam, transcurre la acción durante la guerra civil rusa, en la ciudad de Petrogrado. Tres chicas que entablan amistad y se convierten en enfermeras del ejército rojo. Una de las protagonistas es Yanina Zhejmo, en la pantalla su pelo se ve como un bronce brillante. Sus pómulos son como manzanas lozanas y sus labios delicadas siluetas sombrías. Sonríe emulando a Greta Garbo, pero sin la riqueza dolarizada de Hollywood y si con la honradez del proletario.

Subo al metro en la estación de Progreso en la línea 1, hasta Tetuán de las Victorias. Al lado de la Plaza de Toros  destruida por una explosión de municiones en Agosto pasado, cojo el tranvía, pasando por donde antes se ubicaba el  Hotel del Negro y por la carretera de Francia llego a la estación de Valverde en Fuencarral. Donde monto en un camión Lancia de 1924. Tras viñedos suaves  y encinas atravesadas de siglos,  alcanzo la Plaza de la Constitución de Alcobendas. Con la luna puesta encuentro en el Bar la Favorita al alcalde Enrique López Silva y a los concejales delegados Nemesio de Castro, Juan Sanz, José Martínez, Manuel Sanz y Balbino Aguado. Con ellos también se reúne Lorenzo de Castro que acaba de arreglar hace unos días los cristales del Ayuntamiento y de la escuela municipal.  En los apórtales del consistorio, espero a Alfonso García Mínguez tesorero de la agrupación socialista local al que entrego un zurrón de pasquines que me encargó.  La lluvia encharca en clave de azul la Calle la Unión y por la Calle Nemesio Sánchez Pajares alcanzo la Calle de Peligros.

Los manotazos que da el agua en mi capote, es como si las tormentas quisieran derribarme. Respira mi sonrisa cuando abro la puerta y su pelo empapado de rizo vuela para que su mirar haga senda en mis ojos. Detono mi boca en su cuello y reseño  un te quiero en sus mejillas, amarro mis brazos a ella, sobran la guerra, la blusa y su  falda y esparzo mis dedos por su cuerpo. Mis besos  más vehementes  los conecto  en su pubis y los  mansos para el ardor de sus labios.  Amor bravo que pasa a 1937 desde 1936.

Desde el 1 de Enero de 1937 Feliz año nuevo 2017 y con mi alma alta y mi corazón sin amo, os deseo doce meses en donde no os quiten la libertad. Que no os extirpen los paseos unidos de la mano, ni os destierren otras bocas que podáis poner besos. Desde la historia y la prosa te envió un abrazo hambriento de amistad, un chupetón para tu cara y un hola que estreche tu yo amigo  al mío.

Felices fiestas compañeros y compañeras, animales, bosques y praderas del mundo.

 

Eduardo Andradas

Concejal de Si Se Puede-Alcobendas

Eduardo Andradas

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