Violencia

Lamento comprobar que estamos rodeados, sí, estamos rodeados de violentos, de agresivos, de vendidos y de canallas. Así lo creo, porque me doy cuenta que a diario nos someten a episodios de violencia y miedo, violencia y miedo en las relaciones laborales, en las condiciones de vida de muchísima gente, como los que están sin hogar, los que no tienen empleo, las mujeres frente a las agresiones machistas, los dependientes que necesitan ayuda y no la reciben, el colectivo LGTBI al que amenazan y agreden físicamente, o en el seno de muchos hogares en los que se ejercen actitudes autoritarias.

Qué decir también de los emigrantes, a los que matan en las playas si antes no se han ahogado en el mar, y tantos actos de violencia, que son muchísimos los que a diario se están cometiendo contra las personas, generalmente contra las más débiles, como corresponde a comportamientos de estados fascistas, que se distinguen por ser fuertes con los débiles y débiles con los fuertes. También los suicidios, o el bullying y las novatadas que se practica en colegios, institutos o universidades son formas de violencia, que sufren siempre los más desfavorecidos de esta injusta sociedad.

En fin, podríamos llenar folios y más folios enumerando episodios de violencia, agresividad y sumisión, cuartillas enteras también denunciando las distintas varas de medir con las que miden los estados. Observaciones recientes, que me permito comentar, sobre el tratamiento que los medios de comunicación de masas han dado a las violentas manifestaciones de Hong Kong o Venezuela, no es ni parecido al que le están dando a los conflictos que se están produciendo en Cataluña.

Eso es lo que me parece que está pasando, que se utilizan diferentes varas de medir, porque si uno recuerda las imágenes del grupo de emigrantes que nadaban exhaustos frente a la playa del Tarajal, y como fueron recibidos con botes de humo y bolas de goma hasta matar a quince de ellos, sin que hasta ahora nadie haya pagado por ello, aun cuando se vulneraron en esos acontecimientos los derechos más básicos de las personas, como el derecho a la vida, al auxilio o el rescate. Sin embargo han condenado a penas de cárcel muy altas y en otros casos al exilio, a quienes promovieron un referéndum para que el pueblo catalán pudiera votar libremente y de forma democrática decidir su futuro.

Me parece muy fuerte y del todo indignante, el doble rasero que muestra el estado a la hora de juzgar los hechos, y muy obscena la actitud de los gobiernos de una nación que tiene todavía en sus cunetas a más de cien mil españoles y españolas que fueron violentamente asesinados una vez terminada la guerra, y que ha día de hoy nadie ha pagado por ello, es más, aun se les está condecorando y agradeciendo sus servicios a la patria. 

Violentos, a los que no se les ha denunciado por miedo, si por el miedo que metieron a muchas generaciones en el cuerpo después de verles asesinar, tortura y extorsionar impunemente durante décadas. La verdad es que esta falta de justicia que de alguna forma todos estamos aceptando, me hace perder la confianza en esta nación, y tras los últimos acontecimientos, cada vez tengo más dudas de que esto sea verdaderamente un estado democrático.

Alfonso.