Nos robaron todo.

El 14 de Abril de 1931, en nuestro país, en nuestra patria, la de los trabajadores del campo y de la ciudad, la de los maestros de enseñanza primaria, de los profesores de secundaria, los profesores universitarios, los artistas, el mundo progresista, en definitiva la mayoría de ciudadanos demócratas, pudieron gritar al unísono ¡¡ Viva la República!! ¡¡ Libertad!! ¡¡Libertad!! ¡¡Libertad!!…

El pueblo, sus gentes sencillas, mujeres, hombres y jóvenes a los que se les negó el acceso al conocimiento, a la cultura, a la igualdad, los que heredaron de sus ancestros la incultura, la subordinación, el desprecio de la burguesía y de los señoritos, la explotación y la semi-esclavitud, el dogma inquisidor de las sotanas, por fin rompían sus cadenas.

Es fácil imaginar al eco propagando al viento la alegría de aquellos españoles, que emitirían sus gargantas hacia un cielo abierto de libertad recordando sus lamentos por el sudor y el esfuerzo del trabajo de la tierra, mal pagado, llenos de polvo, de harapos, de miseria y sedientos de justicia.

Aspiraban y ansiaban unas reformas transcendentales para llegar a un estadio de justicia social, eran momentos de emergencia social, había mucha hambre y miseria, y la monarquía del momento, y las anteriores, con su absolutismo, obligaban al pueblo a estar a su servicio y de los que la apoyaban.

Por ello, la proclamación de la II República llegaba como el mejor arma democrática para el cambio, que hasta la misma tierra necesitaba.

Es inevitable emocionarse imaginando a nuestras gentes pensando en la Reforma Agraria, “la tierra para quien la trabaja”, en las nuevas Escuelas Públicas que se iban a construir, en el cambio que la Enseñanza iba a experimentar, la liberación de aprender a rezar antes que aprender a hacer palotes, el no tener que agachar la cabeza ante el amo o el señorito, a tener la boca cerrada y sólo balbucear, sí señor, sí señor, como el señorito diga, a tener una enseñanza digna y obligatoria para acabar con el analfabetismo ancestral y tantos aspectos que la libertad y la democracia iban a traer.

La monarquía en España, junto al Clero, que históricamente siempre se ha apuntado a caballo ganador, eran el oscurantismo, la superstición, la ignorancia, el analfabetismo, la explotación, la marginación y la injusticia contra los súbditos.

A nuestros antecesores republicanos, cercanos todavía muchos de ellos, y otros supervivientes, la proclamación de la II República debió parecerles como entrar en un mundo nuevo, donde la libertad de expresión no era castigada, ni otras creencias, la justicia eran algo desconocido, pero a los muros del oscurantismo monárquico y clerical les había llegado la hora de su desaparición.

El próximo 14 de Abril se cumplen 90 años de la proclamación de la II REPÚBLICA ESPAÑOLA conseguida, democráticamente, en las urnas por la mayoría del pueblo español.

Pero ¡Ay de mí! ¡Qué profundo lamento brota de lo más profundo de mi sentimiento! (nací en 1938) ¡Cuánto horror! ¡Qué genocidio durante más de 40 años! ¡¡NOS ROBARON TODO!! Terminado el golpe de estado fascista, a partir del 18 de Julio de 1936, nos siguieron masacrando, encarcelando, persiguiendo, las cárceles a rebosar, decenas de campos de concentración en todo el territorio nacional, con hambrunas y enfermedades no tratadas, cientos de miles de fusilados en cientos de fosas comunes, forzaron la emigración por motivos políticos, hubo violaciones de todo tipo, expropiaciones de familias enteras aniquiladas, vejaciones y palizas fueron una constante hasta el último día de fascismo franquista y falangista, fue el catecismo del régimen dictatorial al que la Iglesia bendijo y paseó al Dictador bajo Palio, los propios sacerdotes hacían el saludo romano.

Hoy, nuestro pueblo no tendría lágrimas suficientes para derramar sobre tanta barbarie. La Declaración Universal de Derechos Humanos fue aprobada el día 10 de Diciembre de 1948, pero ni para el fascismo ni para la Iglesia española supuso ningún sonrojo desoírla, ni siquiera para el Papa Pio XII, eran años de sangrienta represión, de exterminio de los rojos, y estaban arremangados en esa praxis sin freno.

El intento de exterminio fue salvaje, cientos de fosas comunes permanecen hoy pendientes de recuperar los restos humanos para ser entregados a sus familias. Hasta en eso estaba el intento de borrarnos de la Historia humeante y sangrienta del fascismo, mientras en las fachadas de las Iglesias permanecieron hasta principios de la actual democracia las inscripciones en mármol de los “caídos por Dios y por España”

El fascismo actúa así cuando llega al poder, lo he vivido personalmente sufriendo prisión y represión en el trabajo. No podemos olvidar que a un partido fascista que se dice heredero de Franco, como VOX, se le conceda la normalidad democrática, cuando en su ADN lleva el exterminio de los que no son de su comunión, en creencias y en la praxis clerical.

Todo esto debe ser conocido porque la Historia reciente de nuestro país también ha sido ocultada, incluso borrada, para general desconocimiento cultural de varias de nuestras generaciones de españoles que no saben quién fue Francisco Franco Bahamonde.

Lo que no han podido, ni podrán, es borrar jamás nuestros IDEALES DEMOCRÁTICOS Y DE PROGRESO y los seguiremos defendiendo hasta el último hálito de nuestra vida, y continuaremos luchando democráticamente hasta la proclamación de la III REPÚBLICA ESPAÑOLA  ¡¡VIVA!!

 Alfonso Romero