Españoles, de Izquierdas y Republicanos.

En España siempre han existido los llamados Caraduras, Jetas y Vividores. Estos tres conceptos se centralizaron en uno a finales de 1989, cuando saltó a la primera página de los informativos un señor llamado Juan Guerra González, hermano de un licenciado en Filosofía y Letras e ingeniero técnico industrial que, desde 1975 hasta su jubilación, ha vivido de la asignación del PSOE y de los Impuestos Estatales, por ser diputado por Sevilla y Vicepresidente del Gobierno con Felipe González Márquez.
 
Amar a España y a los españoles debe consistir en vivir a su costa, en este caso desde el 15 de junio de 1977 hasta el 14 de enero de 2015. Buen español y de izquierdas.
 
Malversación de fondos públicos, prevaricación, fraude fiscal y tráfico de influencias fue el aprendizaje de Alfonso Guerra que, junto a Manuel Chaves, Luis Yáñez o Manuel del Valle, adquirió tras ingresar en las Juventudes Socialistas de Sevilla en 1960. El resto, pan comido. También debió aprender, sibilino él, la manera de acabar con los Rojos disidentes de izquierda en aquel Congreso Extraordinario, donde el Señor X lanzó al mundo la frase «Hay que ser Socialista antes que Marxista», enterrando la historia y la memoria del abuelo Pablo Iglesias Posse.
 
Alguien que fue capaz de tildar el Estatuto de Autonomía de Cataluña de «Choteo» y que descalificó miserablemente a Julio Anguita al tiempo que ocultaba a su hermano en un despacho oficial, en la Delegación del Gobierno de Andalucía, ¿puede estar orgulloso de algo?.
 
Quizás su próximo destino, además de cacarear en algún medio que lo aguante, sea estar en una vitrina de un museo madrileño. Tiene varias opciones a su disposición. Yo doy pistas, para que no se esfuercen mucho.
La primera, en el de Ciencias Naturales, haciendo honor a su apodo clandestino de primate cavernícola.
La segunda, en el Arqueológico, aunque habría que distanciar hasta a la Dama de Elche, ya que la fama de adulador de féminas le precede.
Para terminar, el Museo de Cera. Cerca de la Plaza de Colón y de la calle Génova. Su lenguaje mitinero, demagogo, irónico y sarcástico, se corresponde a la pasta de sus amortizadas gafas.
En el Banco de España, frente a la diosa Cibeles, su hermanito Juan Guerra haría también un buen papel, junto a un plano de Suresnes de 1974…
 

¡Maldita hemeroteca!

Pedro Mayor