En defensa de una educación en igualdad: movilización.

El pasado sábado 25 de enero se realizó una concentración en la plaza del Ayuntamiento de Alcobendas, convocada por Podemos Alcobendas, para manifestar el rechazo al llamado pin parental.

La afluencia de personas a dicha concentración no fue la que los convocantes hubieran deseado. Cierto es que contaba con algunos condicionantes tales como que la mañana, climatológicamente, no invitaba a salir a la calle y que el tiempo con el que se convocó fue escaso, dificultando por ello la difusión entre la ciudadanía.

Es de prever que concentraciones y/o manifestaciones en este sentido se produzcan en los próximos días, semanas o meses ya que el empuje que realiza ese sector social, que impulsa la implantación del pin parental en la comunidad de Madrid, es muy elevado.

La estrategia del sector reaccionario ultracatólico que saca al debate político y social el tema, de un mero consentimiento de los padres, para que sus hijos puedan recibir, o dejar de hacerlo, determinados contenidos en los centros educativos, va mucho mas allá de ese mero consentimiento al que aluden. En el fondo es una estrategia encaminada a condicionar cualquier contenido que no vaya acorde con sus principios morales, menospreciando por ello cualquier otro principio moral que no coincida con el suyo. Posición ésta, extremadamente grave ya que confunde el derecho que asiste a cualquier padre a inculcar a su hijo los principios morales que considere (cuestión de ámbito familiar) con el derecho que asiste a los hij@s por su propia condición de ciudadan@s, a recibir formación de la realidad social del lugar en el que viven y de la enseñanza de valores cívico-sociales que le ayuden a ser ciudadan@s libres, responsables, formad@s e informad@s.

Aunque hay quien, siendo contrario a la implantación del pin parental, piensa que las leyes actuales no permiten tal implantación y por tanto no consideran necesario realizar ningún tipo de acción para evitarlo, cabe recordar que la fuerza y los medios que poseen sus defensores son muy potentes.

A ese sector social, aparentemente mayoritario, que desaprueba o no comparte la necesidad o conveniencia de la aplicación de medidas en el sentido de condicionar los contenidos de los centros educativos por parte de los padres de los alumn@s, van dirigidas las convocatorias de rechazo como la convocada el sábado 25 de Enero en Alcobendas, y las que se suponen por venir, independientemente de quien realice tal o cual convocatoria, partido político, sindicato, asociación, plataforma, etc.

Van dirigidas, especialmente, a todos los miembros de la comunidad educativa: profesionales, madres y padres, alumnos y alumnas, así como a toda la ciudadanía que considere negativo para el desarrollo social de una comunidad, el introducir en los centros educativos elementos relacionados con la ideología, creencias o la moral de los progenitores.

Dicho lo anterior, se considera muy necesaria la participación de todas y todos, en cualquiera de las formas posibles, para mostrar el desacuerdo y rechazo a la aplicación de una norma que nos retrotraería a tiempos pasados. Las convocatorias de manifestación o concentración pública, por experiencias del pasado, se muestran como una de las formas mas eficaces para hacer valer derechos ya adquiridos, así como otros que aún faltan por consolidar.

En este caso estamos ante la defensa del derecho a una educación en igualdad, de calidad, no ideologizada, en respeto, en tolerancia y preferentemente, pública.

Atiza