Vueltas de un confinado para cambiar de vida (1)

Los párrafos de las primeras vueltas.

Me hago una pregunta que posiblemente también os estéis haciendo muchas y muchos de vosotros. La cuestión es ¿cuándo pase esta crisis sanitaria, mostraremos los mismos comportamientos que teníamos antes de la pandemia?

Me temo que sí, que seguiremos básicamente igual de inconscientes que hasta ahora. Continuaremos con el yo, yo y yo, lo mío antes que lo de nadie, y se mantendrán expresiones como, «nosotros los primeros», «¡primeramente los españoles!». Españoles que en muchos casos seguirán instalados en el individualismo, en comportamientos insolidarios, egoístas, e insensibles a los cambios sociales que el país necesita.

No ocultaré que maldigo a los que se creen españoles, alemanes, holandeses o polacos de primera, a los que se dedican a dividirnos en clases, a los que separan a las personas en función de la riqueza que poseen, a los que imponen jerarquías y desprecian por razón de sexo, raza o país.

También me causa mucho estupor los besamanos, los conformistas, los que no se rebelan contra las injusticias, aquellos y aquellas que permiten con su actitud que todo siga igual, que nada de esta sinrazón, de estas injusticias en las que vivimos, puedan cambiar.

Me refiero a las personas que no han mostrado preocupación alguna por el patrimonio colectivo, aquello que es propiedad de todos y todas como la sanidad, la educación o el medio ambiente. En mi modesta opinión, estas personas son principalmente las que impiden que la sociedad progrese, y con ello dificultan que el resto de la ciudadanía pueda mejorar su calidad de vida.

Lo más probable es que ni tan siquiera sean conscientes de su actitud, es decir, no se dan cuenta de una realidad cierta y comprobable, entender que los intereses personales más importantes de cada uno y de cada una, como mejor defendidos se están es protegiendo los derechos de todas las personas.

Pero aunque sea una realidad que se muestra de forma clara, no tienen conciencia de ello, porque hemos sido moldeados para que no pensemos mucho. Para que no pensemos precisamente en nuestros derechos, tanto si son personales como comunitarios, y consiguen con ello que no tengamos conciencia social, ni podamos observar comportamientos colectivos, solidarios e inteligentes.

Actitudes inteligentes que son necesarias para entender que somos una especie animal en estrecha relación con la naturaleza, y dependemos esencialmente de ella, y por tanto deberíamos actuar en consecuencia, cuidándola. Los seres humanos debemos preocuparnos por protegerla, superando las barreras nacionales que dificultan la defensa del Planeta.

Continuaré dando mi opinión sobre estos asuntos en próximos artículos.

Alfonso.

 

 

 

 

 

 

1 comentario en “Vueltas de un confinado para cambiar de vida (1)”

  1. Buff, por un momento al leer el título pensé que iba a dejar el alcohol y la mandanga… ¡Qué susto! Si Alfonsito deja de consumir se agravaría aún más la pertinaz crisis económica, dos sectores económicos como el narcotráfico y la destilación de alcohol se irían al garete..

    Luego he visto que no, que muy al contrario, el texto sigue siendo el fruto del uso y abuso de las sustancias de siempre. Las familias que viven de los dos gremios pueden respirar tranquilas.

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