45.000 muertes prematuras en España

Greenpeace, con la colaboración de la unidad científica que la organización ecologista tiene en la Universidad de Exeter, ha obtenido de forma exclusiva los datos necesarios para dibujar el mapa de las muertes prematuras en España atribuibles a las partículas PM 2,5 derivadas «exclusivamente de la quema de carbón, petróleo y gas». En total… 45.000 muertes; el 30% de ellas, en dos ciudades: Madrid y Barcelona. Para elaborar el mapa, se ha empleado la herramienta de modelización de la química atmosférica GEOS-Chem.

Un equipo científico formado por especialistas de las universidades de Harvard, Birmingham y el London College publicó a principios de año -explican desde Greenpeace- los resultados de un estudio elaborado «con una innovadora tecnología que les permitió realizar un mapa a escala global de las muertes prematuras causadas por las partículas finas PM2,5 procedentes de la quema de combustibles fósiles». Pues bien, Greenpeace ha obtenido los datos para España de ese mapa de muertes prematuras y resulta que en nuestro país unas 45.000 personas fallecen prematuramente por el impacto provocado en sus organismos por las partículas finas de los combustibles fósiles. En todo el mundo, la cifra asciende a casi nueve millones de personas, el doble de lo estimado por la comunidad científica hasta la fecha.

Las mediciones de partículas PM2,5 hechas hasta la fecha con datos aportados por satélites –explican en Greenpeace– no podían diferenciar las partículas procedentes de la quema de combustibles fósiles y las de polvo del desierto o incendios forestales. Ahora, gracias al uso de una herramienta de modelización de la química atmosférica, denominada GEOS-Chem, se ha podido hacer esta distinción y el resultado ha sido impactante: si hasta ahora se estimaban en 4,2 millones las muertes anuales prematuras relacionadas con las PM2,5 (con 2015 como referencia), la nueva técnica ha relevado que la cifra real solo relativa a las partículas derivadas de la quema de combustibles fósiles es más del doble: 8,7 millones. Esto implica -apuntan desde Greenpeace- que el 18% de las muertes prematuras en el mundo se deben a estas PM2,5 generadas al quemar combustibles fósiles. En España, se estima que las muertes atribuibles a las PM2,5 llegan a las 44.600, algo más del 10% de los fallecimientos anuales de personas mayores de 14 años. Aproximadamente el 30% de esas muertes se concentra, según los datos recabados, en dos áreas metropolitanas: la de Madrid y la de Barcelona. En las áreas urbanas, las principales fuentes de PM2,5 son el tráfico y las combustiones comerciales y residenciales, lo que muestra que la quema de combustibles fósiles es una de las fuentes más relevantes de producción de materia fina particulada atmosférica. Las partículas PM2,5 pueden incluso alcanzar los alveolos pulmonares, lo que les permite llevar sustancias nocivas a zonas muy sensibles. 

Tipos de partículas
• Las partículas ultrafinas (o nanopartículas) aunque no tienen una definición formal, son las que cuentan con un diámetro aerodinámico igual o inferior a 0,1 micras. Una micra o micrómetro -µm- corresponde a la milésima parte de 1 milímetro.

• Las partículas finas o PM2,5 son aquellas con un diámetro aerodinámico igual o inferior a 2,5 micras, y también son respirables y pueden penetrar dentro de los pulmones hasta alcanzar la región de intercambio de gases. 

• Las partículas PM10 (o gruesas) tienen un diámetro inferior a 10 micras y mayor a 2,5 micras. También son partículas respirables y pueden alojarse en el tracto respiratorio. Las fuentes de emisión de estas partículas pueden ser móviles o estacionarias, destacando que un 77,9% de la cantidad total emitida de PM10 procede del polvo resuspendido existente en la atmósfera. La industria, la construcción y el comercio con un 7,6% y el transporte rodado con un 6,5% representan otros focos de contaminación de especial relevancia.

Fuentes
Todas estas partículas -explican desde Greenpeace- se encuentran de forma natural en el medio ambiente. Por ejemplo, el polvo del desierto en el aire, los sulfatos, las emisiones volcánicas y los compuestos orgánicos liberados por la vegetación son fuentes naturales de material particulado. Sin embargo, las actividades humanas también producen cantidades significativas de estas partículas, principalmente en sectores como el transporte (incluido el tráfico marítimo y aéreo); la producción de energía por centrales eléctricas de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas); fuentes de combustión comerciales y residenciales (cocina y calefacción); actividades industriales; la quema de biomasa (incendios forestales o quemas pastos y residuos agrícolas) y la agricultura. 

Impacto en la salud
Según Greenpeace, no hay duda de que cuanto menor es la edad de la persona, mayor es el impacto en su salud: «la infancia soporta una carga desproporcionada de enfermedades y deterioro del desarrollo debido a la contaminación ambiental causada por la combustión de carbón, petróleo, gasolina, diésel y gas natural». Más aún: el feto en desarrollo y los niños menores de 5 años «son biológica y neurológicamente más susceptibles a los muchos efectos adversos de los contaminantes -explican desde Greenpeace- debido a su rápido desarrollo; su inmadurez fisiológica; su mayor exposición y al mayor tiempo de vida después de la exposición». Particularmente interesantes resultan los comentarios sobre el particular de Aitana Lertxundi, doctora en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) e investigadora del proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente). Lertxundi destaca la exposición absolutamente directa de los niños a la contaminación atmosférica en determinados espacios: «niños que están inhalando el humo del tubo de escape del autobús que están esperando a la puerta del colegio». La doctora insiste en ese sentido en los que denomina hot spots, puntos calientes de las ciudades, allí donde más se concentra la contaminación del aire en determinados momentos. Y se da la paradójica circunstancia -recalca- de que es precisamente «en la puerta de los colegios donde hay mayor movilidad de coches» (véase Aitana Lertxundi).

Karn Vohra, coautor del estudio, Universidad de Birmingham: “calculamos que alrededor del 30% de las muertes prematuras producidas cada año en España debido a las partículas finas procedentes de la quema de combustibles fósiles ocurre en las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona”

Eloise Marais, profesora asociada de Geografía Física de la Universidad de Birmingham: “imaginábamos que obtendríamos estimaciones más altas que los estudios anteriores, pero nos sorprendió que fueran el doble de las que obtuvimos anteriormente, lo que nos permitió constatar que la contaminación del aire es peor para nuestra salud de lo que sabíamos”

Aitana Lertxundi, doctora en Medicina preventiva y salud pública de Universidad del País Vasco e investigadora del proyecto INMA: “el indicador de Salud no se ha tenido en cuenta hasta ahora en los planteamientos urbanísticos y vemos cómo, por ejemplo, algunos de los puntos con mayor concentración de contaminación son precisamente los lugares donde se encuentra la población más vulnerable, como en los colegios”

Sara del Río, química y experta en contaminación de Greenpeace: “la crisis climática conlleva una crisis para la salud humana acompañada de una alta mortalidad. Es el caso de Madrid y Barcelona, que son el epicentro de los fallecimientos prematuros por la contaminación de partículas que genera la quema de combustibles fósiles. Es urgente cambiar el modelo de producción y transporte eliminando de raíz el uso de todos los combustibles fósiles y optando por alternativas renovables»

Tras analizar los datos del estudio, Aidan Farrow, investigador de Greenpeace en la Universidad de Exeter, recuerda que no hay ningún combustible fósil que sea beneficioso para el clima y la salud: “a veces se considera que utilizar gas fósil, el llamado gas natural, es mejor que quemar carbón o petróleo, pero el impacto del gas es también considerable, tanto para el clima como para la salud y el medio ambiente, ya que se trata principalmente de metano y tanto las fugas como las reacciones químicas en la atmósfera lo convierten en un combustible con un elevado impacto”.

El estudio llevado a cabo por el equipo de científicos de las universidades de Harvard, Birmingham y el London College lleva por título “Global mortality from outdoor fine particle pollution generated by fossil fuel combustion”. Para obtener los resultados, los autores han usado la mencionada herramienta de modelización de química atmosférica GEOS-Chem, que ha permitido diferenciar las partículas finas procedentes de causas naturales, como el polvo del desierto, de las provocadas por la quema de combustibles.