Una Fiesta a la luz de la luna.


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La novena edición de la Jornada Gatronómica del Ateneo Republicano de Sanse, congregó a más de medio centenar de vecinos y vecinas el pasado viernes.

A escasos metros de los últimos bloques de viviendas de la Avenida de la Dehesa, una barrera natural, el cauce del Arroyo Quiñones, brinda un deseado descenso de temperatura de entre 5 y 6 grados, de una tórrida noche de verano.

El Parque de los Arroyos es un espacio de protección de la Dehesa, al tiempo que un lugar de esparcimiento y convivencia, fruto de la acción política de gobiernos de cierto progreso, hace ya alrededor de 20 años. Este ha sido el escenario de unos encuentros, jornadas gastronómicas lo denomina el Ateneo Republicano, que desde el año 2008 reciben al verano colectiva y festivamente.

Al caer la tarde y con la puesta de sol de fondo lateral, mesas, sillas, neveras de campo o improvisadas, bandejas de suculentos manjares, globos rojos, amarillos y morados, chiquillos, jóvenes, maduritas y mayores construyen en un jardín público un merendero colectivo. Cada cual aporta su mejor plato, la sonrisa de una tarde/noche de fiesta, los brazos dispuestos al abrazo, y los pies sueltos para el baile.

No falta la música, porque Fidel se encarga cada año de que uno de esos altavoces modernos, con entrada de micrófono y conexión usb permita escuchar, cantar y bailar con la selección de temas, algunos de los 80, otros de la canción protesta, no falta Bebe, Bumbury o Fito, que nos ofrecen Eduardo, Pilar, Fidel y algún que otro aficionado a esto de los «pinchadiscos».

La conversación, las múltiples y pequeñas tertulias conviven con la explosión de color y olor de un recetario gastronómico de lo más variopinto. 

Ensaladilla rusa, croquetas de langostinos, pollo a la canaria, coca de tomate, tortilla de papata tradicional y vegana (que no lleva huevo y no hay quien se lo crea), pinchos morunos, huevos rellenos, ensalada de pasta, pisto manchego, setas rebozadas, empanada de atún, queso (de esos que ya no se compran ni se catan), patatas ali-oli sin huevo, brochetas de frutas, tarteletas dulces, puding, bizcocho de naranja, vinos de distintas tierras del país, vermut, zumo de cebada, agua fresca, cócteles,….

Desde lo más tradicional de la cocina mediterránea, a sorprendentes y exquisitos platos veganos, como los que nos regaló Juan, refrescantes e innovadoras presentaciones de frutas y dulces caseros como los que hacían nuestras abuelas, y ahora también cocinan Paloma, Javier o Cris. Nadie se escapa de probar, uno tras otro, los platos que colman la larga mesa, porque, a modo de maître voluntario, son muchos los que pasean sus platos entre los asistentes.

Y con los estómagos agradecidos y vientecito que sopla del noreste, Ernesto, Alfonso, Carlos, Raul o Loli hacen hueco a los cajones flamencos, las cajas y jambes para iniciar los ritmos corales que mueven los pies de los bailones o impulsan a palmear la mesa de quienes se dejan atrapar por los compases.

Paco, Moli, Cris, Celes, Paloma, Ana, Elena, Roci, Aranchi, Javier, Edu, Julián, Nestor, conversan  a ratos, en otros cantan, mientras Candela duerme, o Gerardo o Celia juegan . Vecinas y vecinos que unos pintan porque les gusta, otros hacen cócteles para ganarse el pan, los hay que cobran pensiones dignas y otros que no cobran ni trabajando, algunos hoy son concejales, hay jóvenes talentos y talentos despistados, quienes por vocación enseñan y diseñan, sin faltar los que por pasión tocan o curan o cocinan,…

Impasibles al desaliento no falta quién a pesar de las altas horas de la noche continua debatiendo sobre como hacer posible una convivencia democrática, como erradicar las desigualdades, o como sostener este planeta para no tener que emigrar o desintegrarnos en tan solo 1000 años.

«El espíritu de la Verbena, es un sentir y vivir colectiva y armoniosamente, es la toma del espacio público para compartir, reir, bailar, debatir, recitar, conocerse,… donde la igualdad se respire, la libertad se mastique y la fraternidad se sienta». Este fue el objetivo de estas IX Jornada Gastronómica del Ateneo Republicano, y que para valorarlo solo hay que vivirlo.

Una Fiesta a la luz de la luna.

Esloquehay