Regresión a tope.

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De Fiestas Populares de Sanse hemos pasado así como el que no quiere la cosa, y sin que ninguna voz lo haya advertido sonora y públicamente, a las Fiestas en honor del Santísimo Cristo de los Remedios. Y en verdad que es así.

Algunos crédulos pensaban que el Señor Montesquieu, y otros pensadores de la Revolución Francesa, no solo existieron sino que asentaron para los siglos que sucedieron a aquel XVIII, siglo de las luces, de la Ilustración, aquello que define los regímenes no totalitarios, la separación de poderes, la separación iglesia/estado, el laicismo y la libertad de conciencia y religión. Esos hombres y mujeres crédulos andamos hoy, en 2016, un tanto desorientados, asistiendo a una regresión inexplicada, no justificada e inadmisible.

Corren tiempos convulsos, injustos, soberbios, que huelen a rancio, tiempos contra los tiempos que cabría esperar.

Y aquí en Sanse el gobierno municipal en un extraño bucle nos retrotrae a las postrimerías de la edad media europea, o a los «felices» años 40,50,60,70 en España, en lo que al papel de la Iglesia Católica en la vida pública se refiere.

Grave, en términos estrictamente democráticos, es tener que recordar que los ciudadanos cuando somos llamados a procesos electorales para elegir a quienes nos representarán al frente de los órganos de gobierno de una nación, estado, o conjunto de naciones, lo hacemos como sociedad civil, en el marco de constituciones, como la española, que declaran el carácter aconfesional del estado, y para la gestión de los recursos públicos con criterios de justicia e igualdad.

Un Ayuntamiento es una institución civil, un órgano administrativo del estado, no confesional, con independencia de los acuerdos y colaboraciones que con entidades de cualquier índole pueda establecer en materia cultural, económica… Y esto debería definir claramente el marco prioritario de actuación de un gobierno municipal, lo público, sin partidismos, sin confesiones,ni implicaciones que puedan excluir de facto a sectores de la población, buscando la mayor integración posible, máxime si nos referimos a las Fiestas anuales, populares, que deben buscar la mejor de las convivencias.  

Nada que decir, faltaría más, respecto a las actividades festivas o de liturgia que la Iglesia Católica o cualquier otra confesión, asociación cultural o colectivo de cualquier índole quiera realizar en el marco de las Fiestas de su pueblo o ciudad. Pero creo que será entendible que desde la sociedad civil no compartamos el reforzamiento del carácter religioso desde la gestión de una institución pública, laica, aconfesional, y que debe centrar su labor en un marco estrictamente civil, ciudadano, popular.

El nuevo gobierno de Sanse formado por PSOE, Izquierda Independiente y Ganemos Sanse, y de quienes cabría esperar una mayor claridad en lo que a diferenciar la esfera pública de la religiosa se refiere, nos ofrece sin embargo un programa de fiestas, que si bien es de valorar positivamente el esfuerzo por hacer accesible a todos actividades culturales, está imbuido de celebraciones religiosas incluso militares. 

El desfile de la legión, fue una de las novedades y sorpresas de las fiestas de Sanse del pasado año, y «como tuvo tan buena acogida y gustó tanto» este año vuelve a desfilar. Pero a ninguno de nosotros, que yo sepa, nos han preguntado. 

Y potenciar los encierros y otros tipos de festejos taurinos, también se presupone que lo queremos, nos gusta, y aceptamos que se financie con dinero publico, ya que parece que para su Alcalde, Narciso Romero (PSOE), el reforzamiento de las tradiciones es un bien en esencia, y sin embargo no ha habido debate público alguno, ni ha sido sometido a consulta de ninguna clase.

Y se coloca durante semanas, en la fachada principal del Ayuntamiento, una gran imagen del Santísimo Cristo de los Remedios, estando tan cerca y en la misma plaza, la fachada de la Iglesia, y tampoco nadie nunca nos preguntó.

Y no fuimos consultados por el gobierno municipal acerca de su decisión de que la placa homenaje a las víctimas y represaliados del franquismo, fuera pequeña, con letra de reducido tamaño, en fachada lateral y sombreada, y retirando del proyecto inicial un pequeñísimo icono de la bandera republicana.

Y se firma, por segundo año, un Acuerdo con la Hermandad del, otra vez, Santísimo Cristo de los Remedios para la organización de las Fiestas de agosto. La Hermandad, por lo que se ha podido leer en la prensa porque no conocemos el contenido dicho convenio de colaboración, participa junto con el Ayuntamiento de la organización y supervisión de los festejos, no solo en las aportaciones que parecería le son propias, procesiones, misas, ofrendas,… sino que también lo hará en materia de actos culturales, conciertos… Bien, aunque el contenido de dicho convenio no está publicado en la web de transparencia, ni la asignación económica de los prepuestos públicos, si  existiera. Pero tampoco nos han preguntado al respecto.

Y suponemos que, como el pasado año, participarán de las misas y procesiones representantes públicos, que si bien tienen todo el derecho a hacerlo como ciudadanos, bueno es saber que hay ciudades en España de importante tradición católica como Santiago de Compostela, donde su nuevo Alcalde ya no asiste como representante público a ceremonias religiosas.

Y es que preguntar es una ventaja y un alivio, un ejercicio de responsabilidad, de transparencia y de hacer realidad la tan cacareada participación ciudadana, y cosas sobre las que preguntar se nos antoja que hay muchas, pero hasta ahora salvo elegir el cartel de los encierros y la petición de propuestas para el Parque de la Marina, nada más ha sido llevado a consulta en Sanse.

Las Fiestas de esta ciudad merecen un amplio debate, así como someter a consulta todo asunto que lo requiera. 

No hemos elegido un nuevo gobierno para que casi todo siga igual, para que sin preguntar se potencien tradiciones que hoy tienen una fuerte contestación social, para que desde la institución pública se refuercen liturgias religiosas o La Legión recorra nuestras calles.