Los motivos de la concejala

Esloquehay ha tenido acceso a una carta que ha enviado la concejala de Cultura de San Sebastián de los Reyes, Miryam Pérez Meliá, a todos los portavoces de los grupos municipales del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes. En esa carta, de nueve páginas, la edil explica los motivos que le han conducido a abandonar el Grupo Municipal de Izquierda Independiente. Pérez Meliá informa en esa misiva así mismo de que ha presentado solicitud para continuar siendo Concejala de Cultura, lo que podría hacer en calidad de «concejala no adscrita». El Ejecutivo de San Sebastián de los Reyes está presidido por el socialista Narciso Romero (PSOE, 5 concejales), que gobierna con la ayuda de Ganemos SanSe (3) e Izquierda Independiente (4, si incluimos a Pérez; los cuatro aparecen en la imagen que ilustra esta información: Holguera, Pérez, Belén Ochoa y Miguel Ángel Fernández). Por su interés, reproducimos a continuación, íntegramente, esa carta.

«A la atención de Alcaldía y portavoces de los Grupos Municipales políticos del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes.
El 21 de diciembre de 2016, mediante escrito dirigido al Secretario General del Pleno y al Alcalde del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes, presenté mi renuncia a pertenecer al Grupo Municipal Izquierda Independiente Iniciativa por San Sebastián de los Reyes, así como mi solicitud de continuar como Concejala Delegada de Cultura de este Ayuntamiento, pasando así a ser Concejala no adscrita, según lo previsto en el artículo 73 de la Ley de Bases de Régimen Local.

Mi intención inicial era la de comunicar previamente dicha decisión al portavoz del Grupo Municipal de Izquierda Independiente [Rubén Holguera]. Tras varios intentos de reunirme con este, se me emplazó para ello al viernes 23 de diciembre. Habiéndome llegado información de que el jueves 22 del mismo mes había convocada una asamblea del partido Izquierda Independiente y que en dicha asamblea se iba a plantear mi expulsión del grupo, redoblé mi insistencia en ver al portavoz [Holguera], que me indicó que su disponibilidad era, como muy pronto, el viernes 23 antes de las 12.00 horas del mediodía, por tanto, un día después de la reunión del partido.

Mi decisión no ha sido ni fruto de rencor alguno, ni tampoco de expectativas personales, tal y como se insinuaba en una de las primeras notas de prensa publicadas por el partido al que he representado hasta ahora. Se trata, sin embargo, de una decisión forzada tras muchos meses de tensión y momentos muy, muy duros y muy desagradables. Una decisión que está motivada en las discrepancias y en las críticas continuas recibidas por mi modo de ejercer el cargo de concejala, en las que se me trasladaba lo que tenía que hacer, con quién podía hablar o en las que criticaban mi debilidad con respecto a compañeros o compañeras del gobierno.

Me quiero permitir utilizar la transparencia, que tanto desgastamos nombrándola en espacios mediáticos y en plenos municipales. Ha sido la decisión más difícil que he tomado en mi vida, y aunque ha estado claramente motivada por un gran conflicto entre lo que sentía, pensaba y hacía, ha sido determinada por el gran malestar emocional que he vivido desde mayo de 2015, y que se ha acentuado tras las perversas publicaciones por parte del partido que he representado.

Siento bochorno y vergüenza por las falsas y graves acusaciones que se han vertido sobre mi persona. Acusaciones que me están produciendo un inmenso daño moral. En este sentido, quiero recordar que mi hija y mi hijo van a un Centro de Educación Público, en el que no solo muchas familias saben que soy concejala de este Ayuntamiento, sino que soy, además voluntaria en un programa del AMPA.

Siento mucha tristeza al descubrir que se prioriza continuamente qué partido lleva cada delegación, que se produce una constante caza de votos, así como escuchar una y otra vez en el grupo municipal mensajes tóxicos sobre si “este o la otra tienen malas intenciones”, “no son de fiar”, o “me están manipulando”. Es agotador.

Y tengo miedo de que este grupo municipal o el partido que lo conforma sigan lanzando información dañina hacia mi persona. No he cometido ningún delito. No estoy en contra de Izquierda Independiente. He solicitado una opción protegida por el Derecho y los Reglamentos jurídicos al respecto de mi figura como concejala.

Acepto mi responsabilidad como figura pública, sabiendo que esto conlleva una exposición permanente ante las miradas y los juicios de toda la ciudadanía, claro que sí. Y no puedo digerir que se haga un juicio público tergiversando y falseando la información, movilizando a personas por mi supuesto incumplimiento de unos estatutos, transfuguismo, deslealtad o el hecho de tener otras expectativas, coaccionándome a dejar el acta de concejala bajo el amparo del Proceso de Revocabilidad.

Siento una enorme responsabilidad ante la situación que se ha generado tras mi solicitud, ya que el portavoz de Izquierda Independiente y primer Teniente de Alcalde de San Sebastián de los Reyes, Rubén Holguera, en un detallado escrito sobre su versión de los hechos, tanto sobre mi transcurrir en el grupo municipal, como sobre mi decisión de optar a ser concejala no adscrita, me ha pedido que deje que otro ocupe mi lugar en el terreno de juego, ya que si no es así, el gobierno se romperá porque no seguirán formando parte de él. Para ellos (según me indica), “sería imposible gobernar de la mano de una tránsfuga”.

Es muy pobre el argumento que plantea Holguera en su informe sobre lo que dice la RAE; e incluso perjudica a un grupo político que se suma a defender causas como la igualdad, la visibilidad de las mujeres o la defensa de los Derechos Humanos. A ellos les recomiendo documentarse sobre las definiciones sexistas y xenófobas (lean a Nuria Varela, Victoria Sau o Eulalia Lledó… por citar las últimas que consulto); discriminaciones lingüísticas que todavía recogen dicho diccionario (desde 1870) y que dado que nuestro lenguaje está vivo, en la edición vigésimo tercera del 2014, la RAE decidió eliminar doce definiciones en desuso, desapareciendo las acepciones más denostadas por su sesgo machista. Y desde entonces lo femenino ya no equivaldría a débil y endeble, ni lo masculino a varonil y enérgico. Tampoco babosear a obsequiar a una mujer con exceso, o periquear dicho de una mujer de excesiva libertad.

Y sí, el diccionario nos plantea esta duda: ¿soy tránsfuga?
Supongo que pasarán años para que esta y otras acepciones del Diccionario no tengan en cuenta una decisión amparada en la Ley de Bases de Régimen Local, en la Ley 2/2003 de 11 de marzo de Administración Local de la Comunidad de Madrid, el Reglamento Orgánico de nuestro Ayuntamiento y, según el Secretario del Pleno, un largo listado de jurisprudencia, normativa estatal, autonómica y local. Al igual que costó dar el paso desterrando definiciones que detectaban sesgos sexistas -y todavía queda mucho por avanzar, pues sigue habiendo casos peyorativos en los femeninos, como la acepción de “zorra”-, las palabras nacen, mueren o se transforman según voluntades, realidades y avances políticos y sociales.

No soy tránsfuga, pues aunque he intentado ejercer mi representación como independiente y confiaba en poder hacerlo, ante todo priorizo la protección de los derechos hacia mi persona tanto en el ámbito público como en el privado y, habiendo llegado al límite de sufrir desprecios, vacíos y presiones, no se trata de irme a casa, que es lo que siento que se ha forzado, sino de proteger mi función pública, que considero ha sido honrada, responsable y dirigida hacia la ciudadanía desde el primer momento.

Izquierda Independiente me invitó a participar en sus Primarias el 19 de marzo de 2015 para formar parte de sus candidaturas en las elecciones municipales de dicho año. Por la premura en el tiempo, únicamente pregunté a la persona en la que más confío si en dicho partido trabajaban desde la coherencia, la honradez y la responsabilidad. Tras una tranquila conversación, concluí que era un buen proyecto político en el que había personas honradas. Presenté mi carta de motivación y quedé en el puesto número cuatro de su lista de candidaturas, ya que el partido quiso ofrecer una “lista cremallera”. Sentí mucha ilusión hacia el proyecto del partido, me sentí identificada con gran parte del programa y me impliqué lo mejor que pude y supe, revisando y corrigiendo el Programa Electoral y participando en la campaña previa a las elecciones. Y aunque me solicitaron en varias ocasiones afiliarme o ser simpatizante del partido, mi compromiso con el mismo ha sido siempre como candidata independiente.

La noche de los resultados electorales se produjo la primera situación que me supuso un gran conflicto interior al llegar a la sede del partido: iba satisfecha sabiendo que comenzaba un proyecto de mucha responsabilidad, del que me sentía orgullosa por toda mi trayectoria profesional y, al conocer que el candidato número cinco no sería concejal y que el portavoz no sería alcalde, viví momentos agridulces y difíciles, por lo que planteé ceder mi puesto al candidato número cinco, lo que le trasladé esa misma noche.

Desde las negociaciones para la formación de Gobierno, sentí que estaba en el lugar equivocado (al no estar de acuerdo con muchos planteamientos), y mucha desconfianza dado que no se quiso contar conmigo en la reunión del tripartito en el que hablaría sobre el reparto de delegaciones y a la que finalmente pude asistir gracias a la insistencia de Ganemos Sanse (en Izquierda Independiente consideraban que con ir tres personas por grupo era suficiente).

Días antes de tomar posesión del cargo, tuvimos las primeras discrepancias en el Grupo Municipal relacionadas con el reparto de delegaciones y con las liberaciones, sintiendo inseguridad y decepción, pues parecía ser incuestionable que la cuarta concejala sería quien asumiera la media liberación, algo que decidí aceptar como las reglas del juego, dada la insistencia por el partido en que no había otras opciones.

Minutos antes de ser nombrada, había estado llorando tras un conflicto con el portavoz, que irá acrecentándose con el tiempo. Me resulta muy difícil creer en el programa que defendimos y encajar el estilo y el modo de llevarlo a cabo, ya que no me siento identificada con ello. Sí creo en el programa y sé que en Izquierda Independiente hay personas honradas, al igual que en todos los grupos políticos, tanto del Gobierno como de la oposición.

En el mismo tripartito, los programas tienen propuestas similares en las diferentes áreas o delegaciones. Sin embargo, parece que cuesta aceptar la Alcaldía y en muchas ocasiones percibo un afán de protagonismo y poder que se alejan de mi sentir, de mis creencias y de lo que entiendo que es un pacto, lo que ha ido generando dudas en mí y en muchas personas que votamos a las formaciones políticas denominadas de izquierdas. Dudas sobre si somos capaces de construir en colaboración y demostrar que lo prioritario son dichos programas electorales, que están elaborados a partir de analizar realidades, recogida de datos, ideas y reflexiones de muchas personas, que aglutinan las necesidades y expectativas de miles de votantes que creemos en otras formas de gobernar. Quiero decir que, en mi caso, yo no estoy en el Gobierno únicamente para satisfacer a Izquierda Independiente y a sus votantes, sino para emplearme en hacer una política constructiva dirigida a todas las personas que viven en esta ciudad. Yo no discrimino en Cultura si una u otra acción van dirigidas a votantes de izquierdas o de derechas sino que me dedico a programar y a atender al máximo de intereses y necesidades posibles. Igualmente considero que deben ser el resto de acciones de gobierno.

Con respecto a la delegación de la que soy responsable, también he experimentado diferentes situaciones que, por el modo de proceder del grupo, me transmiten la sensación de haber sido un títere con mi currículum, con mi experiencia y con tanta foto. Yo no busco votos. Y desde el primer minuto lo único que he intentado ha sido cumplir con el programa electoral y, cuando no he podido hacerlo, esto ha sido precisamente por impedimentos de concejales del grupo, con los que me he cansado de estar enfadada, de exponerme continuamente y de afrontar situaciones en las que por decisiones y actuaciones suyas, me he visto con la responsabilidad de dar la cara por el partido, tanto con Asociaciones como con grupos políticos en el Pleno, en el Consejo Sectorial de Cultura, en la Comisión Informativa que he presidido y con personal del Ayuntamiento.

Algunos ejemplos:

– En las navidades de 2015/2016, realicé una apuesta por ofrecer un programa de Cultura en la Calle en coordinación con las delegaciones de Desarrollo Local, Deportes, Turismo, Festejos e Infancia. Por ello, recibí felicitaciones de todos los grupos políticos, salvo de Izquierda Independiente, del que no hubo ninguna persona que atendiera ninguna de las dificultades que se dieron (dado que era una experiencia inicial en la que había que encajar el trabajo de muchas delegaciones). Sí estuvieron presentes miembros del grupo municipal del PSOE, desde la Concejala de Festejos, pasando por el personal de confianza y terminando por el alcalde, que siempre ha estado apoyando e impulsando mi trabajo. Con estos últimos he podido discutir desde la confianza, sin miedo y con absoluta franqueza cuando no estaba de acuerdo con determinadas actuaciones (al igual que lo he hecho con el grupo Ganemos SanSe).

– En enero de 2016, un técnico municipal me pidió firmar todas las propuestas de gasto de las actividades vinculadas a Conquista la Marina (6/7 febrero), para hacer una transferencia de crédito de 50.000 euros desde la delegación de Cultura a la de Participación Ciudadana… sin que nadie del Grupo Municipal de Izquierda Independiente me hubiera dicho nada. Cuando pedí explicaciones al respecto, solicitando una reunión en la que tuve que enfrentarme a parte del equipo de personal de confianza, junto con el portavoz del Grupo, se me trasladó que tenían mucho trabajo, que fue idea del técnico… restando toda la importancia a mi enfado y preocupación sobre lo que podría implicar dicha situación.

– En marzo de 2016 recibí un correo de un técnico municipal de Organización y Calidad en el que se me informaba que por reordenación de espacios y necesidades municipales, se había propuesto dar a la Sala de Exposiciones del Museo Etnográfico un uso para sala de reuniones, implicando para la delegación de Cultura la pérdida de dicho espacio. De nuevo, nadie del grupo me había informado al respecto. Descondertada, sin saber qué decir al responsable del Museo -que por el aumento en el volumen de piezas, he tenido que buscar opciones para ampliar el espacio desde el principio de la legislatura, pues, siguiendo el programa de Izquierda Independiente, que había generado esta expectativa-, Rubén Holguera me respondió que se trataba de un espacio que en los últimos años apenas se usaba, que no había sido un error suyo no haberme informado (es el Concejal de Organización y Calidad) y aunque le planteé el desconcierto del equipo técnico de la Universidad Popular y le di toda la información que justifica recuperar la sala, todavía no he recibido respuesta.

– El verano de 2016, impulso un programa de Cultura en la Calle que inicialmente estaba previsto hacer en plazas y espacios abiertos del municipio tanto de barrios nuevos como del centro de la ciudad. Tras la insistencia por parte de Holguera, cambiamos todas las ubicaciones para trasladarlo a La Marina. Lo que me supuso de nuevo más conflictos, dado que los terrenos no estaban en condiciones adecuadas para el buen desarrollo de las actividades. De hecho, se llegó a plantear mi dimisión por ello en el Pleno, que afortunadamente no se produjo, al recibir el respaldo de todos los grupos políticos. Sin embargo, unos días antes del comienzo de dicho programa, recibí dos notas internas de las delegaciones de Consumo y Medio Ambiente, -delegaciones cuyo concejal es de Izquierda Independiente-, no sólo indicando que desconoce una de las actividades a desarrollar (lanzamiento de farolillos tailandeses), sino que desaconseja el desarrollo de la misma. Otra nueva situación conflictiva: un compañero de Grupo es incapaz de preguntarme y genera un conflicto entre equipos técnicos de Cultura y sus delegaciones. Teníamos autorización de AENA, del Departamento de Intervención de Armas y Pirotecnia de la Guardia Civil de Alcobendas, de Protección Civil de San Sebastián de los Reyes y coordinación con Bomberos. Además estaba informada la Mesa de Movilidad de nuestro Ayuntamiento.

De nuevo, recibí felicitaciones únicamente de los otros dos grupos del Gobierno por el éxito de todas las actividades. Estos me respaldaron con su presencia e implicación, con una estimación de unos 5.500 participantes. Al igual que en el 98% de actividades como Concejala de Cultura no estuve acompañada por ninguna persona del Grupo Municipal (aunque sí me han pedido fotos para llevarlas a espacios nacionales en los que se reconoce la buena labor del área de Participación Ciudadana [que dirige Rubén Holguera]).

No he sentido apoyo ni respaldo hacia mi trabajo por el Grupo Municipal que representaba salvo en el Pleno y en las notas de prensa sobre las actividades de Cultura. Esto me ha hecho dudar continuamente de si me querían como concejala, dado lo incoherente entre lo que he ido viendo y lo que públicamente se ha vendido.

Tras más de un año de trabajo en la Delegación de Cultura, no habiendo tenido más opción que la media liberación, considero que es insuficiente para el desarrollo correcto y buen desempeño de mis funciones en una gran cuidad de casi 90.000 habitantes. Todo ello unido a que compagino mi agenda pública con mi trabajo privado; a que Cultura se divide en tres servicios (Artes Escénicas, Tres Bibliotecas y Universidad Popular), con una agenda de actividades y actos, fundamentalmente de tardes/noches y fines de semana, siendo además madre separada con una hija de 10 años y un hijo de 6, lo que me impedía cubrir las guardias del Grupo Municipal, algo que aunque planteé en reiteradas ocasiones desde el inicio del mandato, no se tuvo en cuenta. Me sobrepasaba verme anotada en fechas cuando o tenía un acto de cultura, o estaba atendiendo mis consultas o mis responsabilidades familiares. Pero hasta hace un mes, ahí estaba mi nombre. Generándome un malestar permanente por la vergüenza ante el partido y por el agotamiento que me suponía justificar una y otra vez que no podía llegar a más. Tampoco estaba bien visto que no acudiera a la comida semanal del grupo, insistiéndome en que era importante. No iba por dos motivos claros: ni me lo podía permitir económicamente, ni he tenido apenas tiempo de ni siquiera comer sentada. Y dado que no puedo atender tantas cosas, solicité en el centro donde paso consultas que no me derivaran más casos, ya que en muchas ocasiones he cancelado sesiones para ir a actos de la Delegación. Al cobrar únicamente por caso que atiendo, un tanto por ciento, lo que ha implicado es que para cubrir los gastos que tengo, apenas dispongo de un tiempo propio. He perdido estabilidad personal y familiar y, ni mucho menos tengo un salario que se corresponda en función del cargo, la responsabilidad y la dedicación que conlleva.

¿Este modo de trabajar está respetando y apoyando la conciliación familiar y laboral? Lean más feminismo, por favor. Recomiendo el libro “Feminismo para principiantes”, de Nuria Varela.

¿Creen que se respeta que mi media liberación, ser madre separada, tener otro trabajo y rogar continuamente que no puedo atender las necesidades del partido como guardias y actos del mismo, si han seguido insistiendo en ello?

No recuerdo apenas más que en los días de vacaciones haber disfrutado de tiempo propio.

Hace apenas unas semanas el partido organizó unas jornadas en las que publicaron mi nombre como moderadora de una mesa. Aun sabiendo, tras una hora llorando, que no podía acudir, que no podía más, que tenía dificultades familiares y necesitaba atenderlas, que ese fin de semana me correspondía estar con mi hija y mi hijo, me dijeron “bueno te ponemos por si te animas…”

Sinceramente, lo de las listas cremallera, antes de llevarlas a cabo, quizá haya que preguntarse si las mujeres separadas con menores a cargo seremos respetadas y valoradas por nuestra implicación en cuanto a la calidad de nuestras acciones y no en cuanto a la cantidad de actos o fotos en las que figuramos. Y me pregunto también si se ha entendido, como he dicho reiteradas veces, que al partido le regalo mi implicación, que no contabilizo en horas sino en impulsar nuevas propuestas culturales adaptadas a la realidad de una gran ciudad. ¿Qué creen que quiere la ciudadanía?

En julio de 2016, informo al candidato número 5 de Izquierda Independiente, Juan Torres, de la intención de dejar mi acta de Concejala entre marzo y junio de 2017. En agosto de 2016 también se lo comunico al portavoz de Izquierda Independiente. Algo que había planteado en alguna ocasión y que también he escuchado por parte del Grupo Municipal. Pero en esta ocasión les pedí a ambos no compartirlo, ni siquiera en el Grupo Municipal, para no generar más alarma y malestar. Hice explícito que no quería hacer daño al partido y que mi deseo era dejar el listón alto en Cultura, hacer un relevo paulatino e ir explicándole a Juan Torres los puntos fuertes y débiles de la Delegación, para que el tránsito no fuera brusco. En aquellos momentos les trasladé que mi decisión estaba motivada por mi falta de realización, por no considerar útil mi presencia ni mi implicación y porque en muchas ocasiones estaba actuando contra mi sentir (aspectos que no he vivido en ninguno de los proyectos profesionales y sociales en los que he estado vinculada desde hace más de veinte años), mostrando divergencias y diferencias significativas con respecto al modo de proceder del Grupo con respecto al resto del gobierno. Me ofrecí a colaborar con el partido si consideraba útil mi opinión; dejando claro que la labor del gobierno ha de ser conjunta, incluida la oposición y dándole valor a todas las personas que forman el Pleno.

También se lo comuniqué a Belén Ochoa, Concejala de Educación, Infancia y Juventud, y aunque me comprometí a informar a Miguel Ángel Fernández, no lo he llegado a hacer por ningún motivo especial, aunque sé que estaba informado.

Nadie me pidió reconsiderar mi postura y me insistieron en si la decisión era firme.

En septiembre el portavoz [Rubén Holguera] me pidió que informase al Grupo Municipal [de Izquierda Independiente] sobre mi decisión de dejar el acta. Dado que tenía toda una programación por delante y que quería poner toda mi atención en ello, le contesté que hasta que no estuviera segura de la fecha, no lo haría oficial. Igualmente, le indiqué que si lo consideraba oportuno, informara al Comité de Dirección, pero que no quería hacer oficial una decisión que afectaría al desempeño de mi función prevista hasta el primer trimestre de 2017.

Le trasladé mi agotamiento con tantas opiniones discrepantes entre el Grupo Municipal, el secretario del partido [averiguar quién es el secretario del partido] y otros portavoces municipales sobre situaciones en las que me sentía en medio de un conflicto que no entendía y del que más tarde he recibido críticas del grupo y del partido por ser “blanda”, “manipulable”, “happy flower” o “por saber hacer política”.

He querido tender al consenso y al entendimiento, aun estando en desacuerdo con algunas acciones de gobierno -que he discutido e intentado comprender con las personas implicadas, incluido el Alcalde-. Según el portavoz [Holguera], algún miembro del grupo [de Izquierda Independiente] y personas del Comité de dirección [de II] tengo que agradecer ser concejala gracias a un partido. ¿Pero es que acaso a ustedes les parece que gozamos de privilegios por ocupar este cargo? Quisiera saber a qué privilegios se refieren. Yo no los conozco. No obtengo ningún beneficio personal por ocupar este puesto de responsabilidad. Igualmente, me han echado en cara en varias ocasiones que gracias a este grupo político tengo proyección social. Yo no fui a buscarla, ni la necesito. La tuve de manera mucho más natural y coherente hace muchos años y actualmente lo único que me interesa es ser fiel a mí misma, lo que ni por asomo excluye que me he comprometido a trabajar por y para miles de personas.

Entre septiembre y noviembre, recapacito mi decisión de abandonar la Concejalía dado que muchas personas me felicitan por mi implicación. El respaldo del resto de grupos políticos y equipos técnicos es continuo. Me apasiona la Delegación de Cultura, confío mucho en los equipos técnicos y empezamos a diseñar nuevos proyectos para la ciudad.

Suscribo íntegramente el Acuerdo de Gobierno de San Sebastián de los Reyes, 2015-2019, firmado por Ganemos SanSe, Izquierda Independiente Iniciativa por San Sebastián de los Reyes y el Partido Socialista Obrero Español, el 23 de junio de 2015. Y estoy a favor de gran parte de los Programas Electorales de los tres grupos que forman parte del Gobierno, así como de algunas propuestas que llevan el resto de grupos políticos de San Sebastián de los Reyes.

Tras la orientación jurídica del Secretario del Ayuntamiento sobre la opción de continuar en el Gobierno, solicitando mi no adscripción, y desde el amparo en la legislación al respecto y en el acuerdo programático en el que se hace explícito que el reparto de responsabilidades políticas, -no es por partidos, sino por personas, con nombres y apellidos que obtuvimos nuestras concejalías en las eleccciones de 2015,- he solicitado mi continuidad como Concejala Delegada de Cultura.

No estoy afiliada ni figuro en ninguna lista como simpatizante de ningún partido político. Intento ser libre e independiente, en pensamientos y acciones; aunque es difícil. Me cuestiono a diario mi proceder, mi responsabilidad pública y privada. Mi papel en la sociedad, en mis trabajos y en mi familia. Me cuestiono como mujer ciudadana del mundo y lo único que voy teniendo claro es que, ante todo, he de respetar mi sentir, que me va indicando dónde, cuándo y con quién siento tranquilidad y motivación para esforzarme y hacer digno mi paso por la vida.

Y entre todos ustedes, he aprendido que ningún partido puede invisibilizar a las personas que asumimos responsabilidades políticas. Cada una ofrecemos nuestra historia personal y ninguna de nosotras ha de ser, por representar unas siglas o realizar determinadas praxis no aceptadas, ni insultada, ni ridiculizada, ni amenazada, ni coaccionada. Creo en la democracia, en la pluralidad de opiniones y en las propuestas que incluyan el respeto a las diferentes realidades de la ciudad. Cualquier formación política la constituyen personas. Todas ellas enriquecen el entramado democrático y quienes asumimos responsabilidades públicas, antes de someternos a ningún grupo o siglas, nos debemos a las personas para las que gobernamos, que son todas y cada una de las que habitan en una ciudad, una región o un país.

Sigo creyendo en que se puede gobernar entre varios partidos políticos y sigo creyendo en la honradez y ética de personas afiliadas a Izquierda Independiente, algunas en la lista de candidaturas.

Acepto que en Izquierda Independiente y personas simpatizantes sientan decepción, enfado y desconcierto.

Me siento muy dolida y necesito tiempo, ya que no quiero más confrontaciones. Yo no lucho, no me gusta. Estar enfadada no es más que el único recurso de protección que encuentro, que es distinto del rencor.

Es una decisión desde la responsabilidad y compromiso que adquirí y siento hacia la Concejalía y hacia el gobierno, tras muchas, muchas horas de reflexión y de ordenar pensamientos y sentimientos. Pero por esta decisión, no permito la presión que estoy recibiendo por mi supuesta falta de ética, compromiso, o incumplimiento de estatutos. Y me planteo tomar medidas judiciales por el daño moral hacia mi persona y al deterioro que está suponiendo en mi vida pública y privada. Siento que se han vulnerado mis derechos como persona y como concejala.

Al solicitar ser no adscrita, Izquierda Independiente no puede someterme a un acto de revocabilidad: ni pertenezco al partido ni al grupo municipal, y según me indican las leyes, tengo derecho a conservar mi acta así como a solicitar mi continuidad con delegación en el Gobierno.

Yo no he incumplido ningún artículo de los estatutos del partido, salvo las aportaciones económicas que me han exigido en varias ocasiones, ya que el primer año de mandato no tuve capacidad para hacerlo (en la campaña electoral perdí mucho dinero en mi trabajo privado por dedicarme todo lo que pude al partido; en junio de 2015 tuve que pedir prestado dinero para afrontar el mes de mi casa y otros gastos habituales en cualquier familia; hace apenas diez días he cancelado todas mis deudas) y según dichas aportaciones debería 86 euros al mes desde el primer ingreso de 2015.

Actualmente no pretendo insistir en solicitar que se mantenga mi función como concejala de San Sebastián de los Reyes sino que sea el órgano competente quien decida lo mejor y más útil para la gobernalidad de nuestra ciudad. No quiero comprometer a nadie y, aunque me ofrezco a seguir desarrollando mi labor en la Delegación de Cultura, para la que me veo perfectamente capacitada, mi compromiso sigue siendo con la Constitución, con las leyes que emanan de la misma y con mi función pública independiente e integradora de todas las agrupaciones políticas que actualmente están en el Pleno.

San Sebastián de los Reyes, 10 de enero de 2016
Miryam Pérez Meliá
Concejala delegada de Cultura». Fin de la carta.

Las negritas son del editor (Esloquehay) y solo pretenden destacar fragmentos que consideramos de especial relevancia.