«Le pegó el culatazo, y después le pegó un tiro»

Han pasado ya cuarenta años. Pero Gladys del Estal Ferreño sigue estando en el corazón de muchos. Ecologistas en Acción ha difundido esta semana un comunicado en el que recuerda a esta joven activista (23 años tenía cuando fue muerta). «Fue en una sentada pacífica de protesta antinuclear, en la que participaba Gladys -explica Ecologistas en su memoria-, cuando el guardia civil José Martínez Salas golpeó con su arma por detrás a esta joven de 23 años, y una bala atravesó su cabeza. Gracias a su sacrificio y al de otras muchas personas fue posible paralizar los dos grupos nucleares de Lemoniz». Según uno de los testigos de la escena, no fue un accidente: el subteniente de la Guardia Civil José Martínez Salas «le pegó el culatazo, y después le pegó un tiro». El testimonio está recogido en el reportaje La muerte de Gladys del Estal fue un asesinato, de la EITB.

En 1979, los alcaldes de Tudela, Arguedas, Valtierra, Cadreita y Cascante solicitaron la paralización del proyecto de central nuclear que amenazaba el soto de Vergara, entre Arguedas y Tudela, así como la paralización del Polígono de Tiro de las Bardenas, en funcionamiento desde 1951. Ese mismo año, y tras el accidente de la central nuclear de Three Mile Island (Harrisburg, Estados Unidos), el movimiento antinuclear europeo propuso la convocatoria de movilizaciones descentralizadas unidas a la celebración de la Jornada Internacional contra la Energía Nuclear. La Asociación para la Defensa del Medio Ambiente de la Ribera y los Comités Antinucleares de Euskadi se pusieron de acuerdo en convocar en el Prado de Tudela un acto conjunto, festivo-reivindicativo, el 3 de junio de 1979.

El Ayuntamiento de Tudela exigió en dos pronunciamientos unánimes de sus 21 ediles, las dimisiones del ministro del Interior, del gobernador civil y de los mandos policiales responsables, la retirada de las FOP (Fuerzas de Orden Público) y la disolución de los cuerpos represivos, la recuperación para Navarra de las tierras del Polígono de Tiro de las Bardenas y la paralización de todos los planes nucleares. Más de sesenta ayuntamientos se adhirieron a este pronunciamiento. Nada de eso se cumplió.

Respecto a las demandas que propulsaron la convocatoria en Tudela de aquella fiesta-reivindicación, se logró la paralización de la central nuclear proyectada en Arguedas. En palabras de Mario Gaviria en 2017, un año antes de su muerte: «El sur de Navarra es hoy una potencia agroalimentaria en Europa: con ese proyecto nuclear hubiese desaparecido todo y hubiese sido una tragedia. Lo cierto es que allá donde hubo movilizaciones –como en el valle del Ebro o las provincias vascas– y se supo defender la tierra, no se atrevieron a construir más centrales sobre todo, sentamos las bases para cerrarlas». Es el caso de Deba, Ea-lspaster y Lemóniz, que nunca llegaron a funcionar».

De vuelta al presente
Ecologistas concluye su comunicado destacando que las reivindicaciones de aquel 3 de junio de 1979 -no a la escalada nuclear en la Ribera y clausura del Polígono de Tiro de las Bardenas- siguen estando vigentes. «Las aguas del Ebro que riegan las huertas riberas -explican desde esta oenegé- no se libran del peligro radiactivo, ya que, a pesar del cierre de la central nuclear de Garoña [que dejó de operar en 2012], en el mismo solar de la central se está construyendo una piscina que almacenará los residuos radiactivos generados en sus años de funcionamiento» (Garoña está en la provincia de Burgos, a menos de 80 kilómetros de Navarra).

La otra reivindicación de aquellas y posteriores movilizaciones, la clausura del Polígono de Tiro, continúa teniendo razón de ser, pues «hoy -explican desde Ecologistas- los aviones de la OTAN se ejercitan aquí con fuego real antes de lanzar sus bombas sobre poblaciones en guerra a lo largo del planeta». Además -recuerdan desde esta oenegé-, en estos 67 años han sido una treintena los accidentes, los dos últimos en 2015, y son una veintena de pilotos quienes han muerto en los mismos: «se han hecho muchos actos, marchas y pronunciamientos desde diversas instancias: el Parlamento de Navarra se ha posicionado por el desmantelamiento en al menos ocho ocasiones, el Consistorio de Tudela otras tantas, y ha habido más de un centenar de posicionamientos municipales de otros ayuntamientos exigiendo el desmantelamiento del polígono de tiro. Demandamos vida, paz y no más guerras». 

In memoriam, Ecologistas en Acción
«El recuerdo de Gladys del Estal, una mujer joven que injusta y paradójicamente murió por defender la vida, nos lleva a reconocer y profundizar en los valores del ecofeminismo, de una vida al margen de la energía nuclear y de las armas.

Gladys es una víctima. Pero no es una víctima de segunda categoría. Sus familiares y allegados tenemos el derecho a que las máximas autoridades del Estado reconozcan el daño causado.

El olvido, el desinterés del estado en reconocer y reparar sus errores nos mueve a mantener viva su memoria, empañada por falsos testimonios, injustos veredictos y la connivencia entre los poderes policial y judicial. Queremos reconocimiento de la injusticia cometida y reparación de su memoria.

A Gladys no se le puede devolver la vida, pero sí es posible lograr los objetivos que llevaron a esta joven a acudir hace 40 años a Tudela y que le costó su vida.

Quienes apoyamos esta declaración solicitamos que aunemos las fuerzas y el sentido común para hacer realidad estas demandas».

La muerte de Gladys del Estal fue un asesinato (eitb)

Ana Baraca

Ser humano. De aquí. Escribiente. Pensante. Por la noche afilo lápices. Y busco señales. Detrás y delante. En el otro. Y dentro.