Iros todos un poquito a la mierda, pensé, pero no lo dije

Cuarta entrega de la serie Mis Queridos Gilipollas, que interpreto en AlcoSanse Today, en Radio Utopía. Serie epistolar en la que, cada quince días, en antena, me dirijo, con todo el cariño del mundo, a Mis Queridos Gilipollas. Esta entrega pertenece al programa emitido el 14 de junio, esta misma semana, el lunes, y habla de vacunas, futbolistas, puertas perdigueras (quiero decir… giratorias) y vida y muerte. Esto es lo que conté. [Foto].

Llevan año y medio jugándose el tipo todos los días. Los lunes y los martes. Y los miércoles. Y los jueves. Y los viernes. Y los sábados. Y los domingos. Toooodos los días. Todos los días de todas las semanas. De todos los meses. Las cajeras del Día, y los cajeros del Mercadona, y las cajeras del Ahorramás, y los cajeros del Carrefour… tooooodos los días.

Todos los días, durante un año y medio, han estado jugándose el tipo por tí. Y por mí. Y por todos mis compañeros, como decíamos de niños cuando jugábamos al escondite: por mí y por todos mis compañeros, ¿te acuerdas?

Sí. Se han estado jugando la vida por todas y cada una de nosotras durante un año y medio de pandemia.

Pero por lo visto las cajeras y los cajeros no son personal de riesgo. Y por eso a los cajeros del Día y a las cajeras del Mercadona, y a los del Ahorramás, y a las del Alcampo aún no les han llegado las vacunas, porque aún no les ha llegado el turno (porque la mayoría de ellos, y la mayoría de ellas, tienen menos de 50 años).

O sea, que siguen sin vacunar, aunque llevan año y medio metidas en espacios cerrados a los que acude todo el mundo. Sí, año y medio después de lucha, año y medio después de combatir, cuerpo a cuerpo, desde la caja del súper, con el coronavirus, año y medio después… siguen sin vacuna.

Hace unos días el Gobierno de España decidió vacunar a unos cuantos millonarios que se lo están pasando en grande en la Eurocopa. Sí. A los jugadores de la selección española de fútbol les acaban de vacunar, porque el Gobierno de España debe creer que unos cuantos millonarios, con sueldos de estrella, cochazos de lujo, y vidas de ensueño, merecen más protección que las cajeras del Día y los cajeros del Carrefour, que las cajeras del Mercadona, y que los cajeros del Lidl.

Y digo YO, mis queridos gilipollas… que NO.

Que eso no puede ser. Que no puede ser que aquí todas guardemos cola hasta que nos llega el turno; todas, hasta que nos toca, y que, sin embargo, el Gobierno decida un buen día bendecir con su varita mágica a unos cuantos millonarios. No, no puede ser que el mismísimo Gobierno decida colarles y vacunarles en modo exprés porque es que resulta -ha dicho el ministro de Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes– que nos representan a todos.

Cuando el alcalde de no sé dónde se vacunó, hace ya unos meses, con una dosis que había sobrado en un centro de salud de su pueblo se montó la de dios. Y luego volvió a pasar lo mismo (que se montó la de dios) con otros dos ediles que hicieron lo propio: vacunarse cuando no debían.

El consejero de Sanidad de la Región de Murcia se vio implicado en un caso similar y dimitió. Y digo yo que todos ellos sí que nos representan, porque ellos sí que son, mis queridos gilipollas, representantes electos en una democracia, no futbolistas elegidos por la mano de dios Luis Enrique.

No puede ser que una democracia europea del siglo XXI, año y medio después de declarada la pandemia, Año y Medio, siga sin haber vacunado a personal que sí que se está jugando la vida todos los días en las cajas de un hipermercado, y trate sin embargo de convencernos de que resulta absolutamente prioritario vacunar a dos docenas de chavales jóvenes y sanos, deportistas de élite, y de que ellos merecen más la vacuna, y antes, que por ejemplo los ocho millones de pacientes crónicos con enfermedades de riesgo que hay en este país.

La propia administración española reconoce que un 16% de personas menores de 64 años se encuentran en condiciones de riesgo (en torno a 8 millones de personas) por tener enfermedades previas diversas, y la propia administración reconoció hace meses que de algún modo la estrategia de vacunación debía tener en cuenta de forma «especial» a estas personas en el orden de colectivos priorizados. Pero no ha sido así.

Y sin embargo llega la eurocopa, y el Gobierno dice pasen ustedes primero, señores futbolistas, que ustedes sí que nos representan.

Iros todos un poquito a la mierda, pensé.

Pero no lo dije en voz alta porque soy bastante educada.

El caso es que ahora me encuentro con que el alcalde Narciso Romero del PSOE y el vicealcalde Martín Perdiguero de Ciudadanos deciden fundirse 24 millones de euros de remanente de caja (vamos, de ahorros del Ayuntamiento) en forma de créditos extraordinarios, porque resulta que la ley permite abordar ese gasto extraordinario. Y deciden gastar 10 millones de euros en deportes.

Año y medio después de pandemia, con las colas del hambre aún en la retina, con los desahucios en el alma (aquí, en AlcoSanSe Today, hemos hablado de deshaucios en SanSe a lo largo de todos esos meses), ahora, cuando empezamos a ver la puerta de salida de la pandemia, el alcalde y su vice van y me cuentan que resulta que tienen 24 millones de euros ahí a disposición de gasto.

Y yo me pregunto, mis queridos gilipollas, ¿de verdad que la prioridad es ahora gastarse el 40% de ese presupuesto en deportes?

¿Cuántos negocios se han ido al carajo durante este año y medio de pandemia? ¿Cuántos bares y pequeños comercios han cerrado? ¿Cómo lo están pasando los que siguen al pie del cañón? ¿Cómo?

¿Y de verdad me dicen el alcalde Romero y su vice Martín Perdiguero que se van a gastar un 40% del presupuesto en hacer canchas deportivas? ¿De verdad que es esa la prioridad?

¿O es que acaso está buscando Perdiguero su puerta giratoria ahora que Ciudadanos está al borde del precipicio? Inyecto un cerro de billetes aquí, en empresas deportivas, que luego (cuando deje de ser concejal) alguna empresa deportiva me contratará en calidad de asesor, así como las eléctricas hicieron con Aznar, Felipe, Solbes, Salgado y compañía.

Cuánta mierda en todas partes, pensé, pero no lo dije, porque soy muy educada.

Buenas tardes, mis queridos gilipollas. Y a todos los demás, que no sois muchos. Sois tantos. Buenas tardes también.

Esta pieza ha sido leída en el programa AlcoSanSe Today, edición del 14 de junio

 

Esloquehay